«Volvemos a retomar el camino que nunca deberíamos haber perdido», prometió, y aseveró que «se termina la idea de que el Estado es un botín a repartir entre los políticos y sus amigos».
Anticipó «un gobierno limitado, y que esto quede claro, que cumple a rajatabla con los compromisos que ha tomado», y también «respeto a la propiedad privada y el comercio libre».
Sostuvo que «la mitad de los argentinos son pobres y el diez por ciento son indigentes», llamó a terminar con «el modelo empobrecedor de la casta» y aseguró: «Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada».
Finalmente, convocó: «A todos aquellos que quieran sumarse a la nueva Argentina serán bienvenidos. No importa de dónde vengan, no importa qué hayan hecho antes, no importa qué diferencias tengamos: estoy seguro de que es más importante lo que nos une que lo que nos separa».
«Viva la libertad, carajo. Dios bendiga a los argentinos», cerró su primer discurso tras la victoria, mientras se escuchaba una versión de «Se viene el estallido».